FOTOS CON HISTORIA
Celedonio García
"Corrida de Peatones" en Albalate del Arzobispo (Teruel). Foto del archivo de Paco Binaburo, probablemente de los años 30 del siglo pasado o de años anteriores.
Celedonio GarcíaEs curiosa la denominación de la prueba en el pie de foto: "corrida del pollo". Es la primera vez que encontramos esta denominación en sigular en una publicación desconocida pero que parece antigua. La denominación "carrera del pollo" se está popularizando en la actualidad por el nombre que se da a la carrera pedestre de Monzón, aunque nunca se haya denominado así. Hasta comienzos del siglo pasado su nombre era "corrida de pollos".
Hace relativamente pocos años la carrera pedestre era un acto típico de las fiestas de la Virgen de Arcos de Albalate del Arzobispo, como también lo fueron en las fiestas de barrio de San Ramón Nonato o en las del Santo Ángel de la Guarda. Unos años se denominaba "corrida de pollos" y otros "corrida de peatones".
Centrándonos en las fiestas patronales de la Virgen de Arcos, podemos destacar varios aspectos que caracteriza a la carrera pedestre de Albalate del Arzobipo:
Desde finales del siglo XIX se denominaba "corrida de peatones" y los premios para los primeros clasificados eran en metálico, aunque en algunas crónicas se citan como "corridas de pollos", recordando los antiguos premios que se entregaban a los vencedores. Popularmente siembre se hablaba de "la corrida". A partir de los años 40 del siglo pasado aparece en los programas de fiestas como "carrera pedestre". Hasta estas fechas el escenario habitual de la "corrida" era la rambla del río Martín. Las crónicas así lo reflejan y también algunas anécdotas que sucedieron y quienes fueron sus protagonistas.
"El Noticiero" decía sobre la "corrida de peatones" en la crónica de fiestas de 1913, lo siguiente:
“Se celebró en la rambla derecha del río Martín. No acierto a comprender como hacen. Descalzos, por encima de un piso lleno de guijarros y malezas, con el afán del luchador en el espacio de siete minutos recorren tres km. de distancia. Vencieron el corredor de Blesa en primer término, en segundo un albalatino, y se llevó el tercer lugar un corredor de Vinaceite.
Tomó en sus manos la bandera el vencedor de Blesa y seguido de la música y de todas las autoridades, hizo su entrada triunfal en las casas de la villa, en donde el ilustre Ayuntamiento tenía preparado un buen refresco para toda la concurrencia”.
El mismo diario, en 1917, señalaba: “Era pintoresco ver desde las barbacanas del puente y antepechos de la carretera una muchedumbre de más de 4.000 almas, que presenciaban la corrida”.
En 1928 venció José Sebastián, de Oliete, seguido de Basilio Ezquerra, de Vinaceite, y de José Casorrán, de Albalate. Hubo una afluencia enorme de forasteros y las crónicas recalcaban la mala suerte que había tenido el corredor local, José Casorrán (a) Apañé: "A no haberse caído en el río hubiese llegado quizá el primero".
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