Celedonio García
Con
motivo de las fiestas del Santísimo Misterio, Aniñón celebró una de
sus tradiciones más antiguas, la carrera pedestre, antaño denominada “corrida
de pollos”, por las aves de corral que se entregaban como premio a los primeros
clasificados. Estas carreras también tenían lugar en las fiestas de San Roque y
en las de Santa Cecilia y San Clemente.
En los años treinta del siglo pasado comenzaron a denominarse “corridas pedestres” y a partir de 1935 “carreras pedestres”, tal como lo recordaba la crónica del Heraldo de Aragón de aquel año: “Terminaron con la denominada desde muy antiguo corrida de pollos, convertidas en carreras a la moderna, en la que disputaron importantes premios en metálico varios corredores, famosos algunos de ellos en la región aragonesa”. Lo cierto es que popularmente en todos los pueblos siempre se ha llamado “la corrida”.
Sería en esta época cuando las “corridas” se trasladan de la carretera al lugar donde actualmente está el campo de fútbol, para “correr en pista”. El campo de fútbol sigue siendo el actual escenario de las carreras y, como antaño, las presencian muchas personas.
A comienzos del siglo pasado era costumbre que cuando el vencedor llegaba a meta, podía volver sobre sus pasos y “dar la vuelta” al segundo clasificado y si llegaba antes que él a meta también se llevaba el segundo premio, y lo mismo podía hacer con el tercero.
Como de costumbre, después de la Adoración al Santísimo Misterio, la gente acudió en masa al campo de fútbol. Allí estaban preparados los participantes de la prueba absoluta, nueve hombres y cuatro mujeres que, tras su presentación y el disparo del cohete, comenzaron a correr al ritmo de la charanga “El Descontrol”, de Calatayud, para cubrir 30 vueltas, equivalentes a unos 7 kilómetros.
Durante el transcurso de la carrera se repartieron una treintena de prima, algunas donadas por entidades comerciales, entidades sociales y particulares, dando vistosidad a la prueba.
Entre los hombres tomó el mando un grupo de corredores de gran nivel: Sergio Latorre, de La Almunia; Ahmed Ait Hemmou y Salah Hammi, ambos afincados en Calatayud; Abdeslam El Ouahabi, del zaragozano barrio de Casetas y los también bilbilitanos, Álvaro López y Jesús García. Por detrás se quedaron, tras disputar la primera prima, los zaragozanos Iván Benedicto, Pedro Blasco y Daniel Jimeno. Este último atleta había vencido el día anterior, junto con otros corredores, a los caballos que participaron en el “Desafío hombre contra caballo” de Lanaja (Huesca).
Después de disputar varias primas el grupo de cabeza se deshizo en añicos. Al mando se quedaron los atletas marroquíes Ahmet Ait Hemmou y Salah Hammi, y Álvaro López, los tres residentes en Calatayud. Les seguían Sergio Latorre y Abdeslam El Ouahabi, mientras que los demás, sin opciones a los primeros premios, trataban de cosechar alguna prima, ofreciendo disputados esprines al público.
En las últimas vueltas, Ahmed cambió de ritmo y se dirigió en solitario a meta. Álvaro López, que acumula títulos de subcampeón de Europa y del Mundo en duatlón, consiguió zafarse de Salah, siguiendo los pasos de Ahmed. Salah Hammi se conformó con la tercera posición, y detrás fueron llegando Sergio Latorre, que también ha sido campeón de España de Duatlón; Abdeslam El Ouahabi, subcampeón de España de carreras de Montaña; Sergio García…
En categoría femenina, las cuatro participantes marcharon en grupo gran parte de la carrera, alternando en la disputa de primas. En las últimas vueltas Irene Colchero y Greta Guerrero se adelantaron unos metros a Paloma Aznar y a Ani Buero. En el primer esprint se decidió la primera plaza a favor de la bilbilitana, y en el segundo por el tercer puesto Paloma Aznar lo tuvo más fácil para ganar a la veterana Ani Buero.
Las cuatro suman un impresionante historial deportivo. La más veterana, Ani Buero, se proclamó campeona de Europa de Media Maratón F45 el pasado año.
Antes de comenzar con las carreras infantiles por edades, Ahmed Ait Hemmou e Irene Colchero, vencedores de la carrera, escenificaron una tradición que se realizaba en poblaciones de las tres provincias aragonesas en honor al campeón, cuando no corrían las mujeres, los vencedores bailaron la denominada “jota de los pollos”, al ritmo de la charanga que había amenizado la carrera.
Con el comienzo de las carreras de niños y niñas, por edades, hubo una “invasión” controlada del campo de fútbol y carrera tras carrera, las emociones afloraron entre todos ellos y en los allegados que los animaban. La participación fue numerosa y todos recibieron chuches y obsequios, y los tres primeros clasificados de cada categoría, niños y niñas, trofeos conmemorativos.
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