Manuel Blasco Laborda, de Urrea de Gaén, encabezando la carrera pedestre de Andorra, 1955. Foto: Archivo C. García
Ayer, 29 de enero, falleció a los 78 años de edad el atleta Manuel Blasco Laborda, nacido en Urrea de Gaén el 7 de diciembre de 1933. Fue un extraordinario corredor. En 1954, el primer año que practicaba atletismo federado, ya se proclamó Campeón de Aragón de Cross luciendo la camiseta del Real Zaragoza. Este título lo volvería a conquistar en 1957 con la camiseta del club Arenas S.D.
Los triunfos obtenidos por Blasco fueron numerosos, a pesar de su breve etapa deportiva. Venció en la primera prueba oficial de Atletismo en la que Blasco participó, el “Cross de Neófitos”, celebrado el 8 de noviembre de 1953. Otros triunfos los obtendría en la “Copa de San Valero”, en el “Trofeo Eduardo Baeza”, “Copa de Reyes”… En campeonatos nacionales, acabó decimosexto en 1956 (la selección aragonesa finalizó en cuarto lugar por equipos). En 1957 terminó en sexta posición en el “Cross Internacional de Guecho” (cuarto español) y este mismo año, que se había proclamado Campeón de Aragón de Cross, en el nacional finalizó en décima posición.
Como otros muchos jóvenes aragoneses se aficionó al atletismo participando en las tradicionales carreras pedestres que celebraban los pueblos de la comarca en las fiestas patronales.
Llegó al atletismo federado a los 18 años, después de participar en una carrera pedestre disputada en Belchite en la que dejó atrás a corredores de la categoría de Tomás Ostáriz y Mariano Martín, destacados atletas del Arenas, y a otros no menos conocidos como Francisco Binaburo y Jacinto De Castro, del Zaragoza C.D.
La práctica del atletismo en aquella época era verdaderamente sacrificada. Manuel Blasco se levantaba a las cinco para soltar el ganado y cuidarlo durante toda la mañana. Después de comer y tras una pequeña siesta, echaba mano a la azada para preparar los cultivos de la huerta o recabar el panizo hasta las nueve de la noche.
Sus entrenamientos los realizaba a partir de las diez de la noche en el campo de fútbol, compensando la fatiga con su entusiasmo y afición. Sin embargo, con tanto trabajo difícilmente podía alcanzar el nivel atlético del corredor pedestre que más admiraba en su época, Antonio Amorós.
Fue compañero de corredores de su generación como Pedro Sierra, Enrique Pamplona, José Romero, Luis Royo, Jesús Gracia, Mariano Martín, Francisco Guardia, Jesús Jarreta, Vicente Oróñez o Ángel Lana, entre otros.
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