18/7/24

David Eced y Berta Comeras vencen en los 20K de la XII Trail Muel Cabezo de San Borombón

 Jorge Bayarte y Sonia Gaset ganan el trail corto de 10K

Salida de la prueba de 20K


Celedonio García

Más de doscientos atletas, participantes en los trails de 20 k y 10 k, y en la andada de 10 k, dieron colorido serpenteante a los caminos y sendas que conducen desde Muel hasta el mítico cabezo de San Borombón, pasando por el parque lineal de la Huerva, la Cantera, el camino Galocha o La Plana.

A las 8 de la mañana del pasado domingo, día 14, tomaban la salida en la plaza del Aparcadero, situada en la avenida García Giménez, 79 participantes de la XII edición del trail, con un atleta favorito para el triunfo, el jacetano Alberto Puyuelo. Sin embargo, sufrió una torcedura en el pie que le obligó a retirarse.

Participantes de los 20K por las orillas del río Huerva

Como cada año, el primer atleta, masculino y femenino que pisaba la cima de San Borombón obtenía un jamón donado por Víctor Cabetas. Los afortunados fueron Diego Hernández y Berta Comeras.

Salida de los participantes en la trail 10K

A las 8:30 horas partían, igualmente del Aparcadero, los participantes del trail 10K, trail y andada. Cuando habían transcurrido 47 minutos y 41 segundos pisaba la línea de meta Jorge Bayarte, invirtiendo un minuto más que el vencedor de la pasada edición. En segunda posición llegaba  Álvaro García (49:52), y, en tercera posición, Razvan Mikusch (52:12).

Durante las carreras las voluntarias preparaban el avituallamiento de meta

Salida de la andada de 10K

En categoría femenina venció Sonia Gaset (58:09), seguida de Cintia Chueca (58:47) y más distanciada, en tercera posición, Clara Nieto (1:02:46). Y casi dos horas después de la salida llegaba a meta el último de los 106 atletas participantes en los 10K.

David Eced, vencedor de los 20K tapa a su inmediato perseguidor y segundo clasificado, Diego Hernández

Cuando ya habían pisado la línea de meta más de la mitad de los participantes de los 10k, llegaban los primeros clasificados de los 20k. En primer lugar cruzaba la línea de meta David Eced (1:37:54) y pisándole los talones llegaba Diego Hernández (1:37:55). Ambos mantuvieron un mano a mano durante toda la carrera, libres de la incómoda compañía del jacetano Alberto Puyuelo. El tercer puesto se lo adjudicaba José Miguel Elías (1:40:06).

Berta Comeras, de Cariñena, vencedora de la trail 20K

La temperatura ambiental aumentaba y la llegada de la primera clasificada se hacía esperar. Finalmente, transcurridas 2 horas, 8 minutos y 20 segundos cruzaba el arco de meta la atleta de Cariñena, Berta Comeras. Tres minutos después llegaba Alina Echim (2:11:36). Y, en tercer lugar, Anayet Gracia.

Vencedores de la trail de 10K

Podium femenino de la trail de 10K

Todos los participantes se trasladaron a las piscinas, donde las autoridades, encabezadas por el alcalde Israel Remón y el concejal de deportes, Miguel Ángel Muñoz, junto con representantes de las entidades colaboradoras, asociaciones y voluntarios entregaron los premios a los primeros clasificados, consistentes en platos y medallas de cerámica y productos locales.

Fotos: Celedonio García

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Resultados:


28/6/24

Los montisonenses Javier Castells y Andrea Barranco vencen en la carrera pedestre al estilo del país "Pollo de San Ramón" de Barbastro


Participantes en la carrera pedestre de San Ramón, acompañados del alcalde, concejal de deportes y coordinador del club Atletismo Pómez. Foto: Celedonio García

Celedonio García 

El pasado jueves (20 de junio de 2024), coincidiendo con las fiestas de San Ramón, Barbastro recuperó uno de los actos más típicos de las fiestas patronales y de sus barrios, la “carrera pedestre al estilo del país”. En el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX se disputaban en el paseo del Coso o en la Plaza de Toros.

A finales de los años veinte y comienzos de los años treinta del siglo XX participaron en las carreras pedestres de las Fiestas y Ferias de Barbastro algunos de los mejores corredores a nivel nacional, como el catalán Salvador Tapias, de Arenys de Mar; Dionisio Carreras, de Codo (Zaragoza), que fue el primer olímpico aragonés y acabó noveno en el Maratón de la Olimpiada de París en 1924; varios altoaragoneses residentes en Cataluña, como Antonio Gracia, de Salillas; Ignacio Latorre, de Santalecina, o Ángel Mur, de Selgua, y otros destacados altoaragoneses, que también brillaron a nivel nacional, como Julián Salillas, de Lanaja, o Bautista Peralta, de Sariñena.

El alcalde Fernando Torres da la salida de la prueba. Foto: Celedonio García

Desde el 2001 no se había vuelto a celebrar la carrera pedestre. Aquel año, la denominada carrera “Pollo de San Ramón”, recordando a las aves de corral que antaño se entregaban como premio y daban nombre a la prueba (“corrida de pollos”) coincidió con la “XIII Carrera de la Solidaridad” y venció el montisonense Javier Yerno, seguido de Óscar Calero, de El Grado; José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Sergio Supervía, de Aínsa; Fernando García, de Monzón y Antonio Gistaín, de Barbastro. En categoría femenina también se impuso la montisonense Mónica Saludas, seguida de la zaragozana Montse Abelló.

Otros dos montisonenses, Javier Castells, del Club Atletismo Pómez de Barbastro, y Andrea Barranco, del Hinaco Monzón, se proclamaron vencedores de la carrera pedestre de San Ramón, recordando las de antaño.

Grupo de cabeza de carrera masculino y femenino. Foto: Celedonio García

Un pequeño tramo de la calle General Ricardos fue el escenario de la carrera. Los once atletas en liza, siete hombres y cuatro mujeres dieron treinta vueltas a un circuito hasta completar unos seis kilómetros y medio. El alcalde de Barbastro, Fernando Torres, estuvo presenciando esta típica carrera junto al concejal de deportes, Francisco Albert, y dio la salida a los corredores. La prueba estaba organizada por el club Atletismo Pómez; el secretario y coordinador del club, Paco Sahún, se encargó del control de vueltas y de las primas.

Javier Castells y César Mur encabezando la carrera. Foto: Celedonio García

Desde la primera vuelta, la carrera se convirtió en un emocionante espectáculo por la disputa de numerosas primas, algunas consistentes en vales de gasolina o en dorsales para participar en las trails más populares de la comarca.

Omar Sancho y Alberto Susín disputando una prima. Foto: Celedonio García

En categoría masculina, tras las primeras vueltas, se destacaron el montisonense Javier Castells y el binefarense César Mur. En las últimas vueltas Castells no dio opciones a Mur y marchó en solitario a la línea de meta. La tercera plaza se la disputaron entre Francisco Javier Mariño, de Barbastro, y Albeto Susín, de Monzón, justo después de mantener una dura pugna por un vale de gasolina de cuarenta euros, donado por la Estación de Servicio Bellavista.

Disputa de una prima entre David Ezquerra y Omar Sancho. Foto: Celedonio García

Pelotón de carrera en las primeras vueltas. Foto: Celedonio García

Los demás corredores, David Ezquerra, de Sariñena; Brahin Harraki, de Barbastro; Omar Sancho, de Monzón, afincado en Barbastro, y Sergio Brazo, de Berbegal, también ofrecieron al púbico magníficos esprines en la disputa de las primas.

Andrea Barranco y Tamara Vázquez, cabeza de carrera femenina. Foto Celedonio García

En Categoría Femenina, tras las primeras primas, Andrea Barranco, de Monzón, cogió el mando de la carrera. Tamara Vázquez, de Huesca, aguantó varias vueltas a su lado hasta que Andrea decidió abandonar su compañía para dirigirse sola a meta. Tamara siguió disputando primas con su más inmediata rival, la barbastrense Marta Millaruelo, que ocuparía la tercera posición, y en cuarto lugar finalizó Anna Soto, de Artasona. Todas ellas también disputaron intensamente las primas que se donaron durante la carrera.

Andrea Barranco y Javier Castells bailando la jota de los pollos. Fotos: Celedonio García

Al finalizar la carrera, Javier Castells y Andrea Barranco bailaron la “jota de los pollos” y antes de la entrega de trofeos se organizaron varias carreras improvisadas para niños y niñas, que también quisieron disfrutar de la tradición.

 

Cabeza de carrera doblando a otros corredores. Foto: Celedonio García

Clasificaciones:

-        De 4 añosNiñas: 1. Greta Fernández y 2. Lucía Salva.

-        De 7 y 8 añosNiños: 1. Lucas Gallego, 2. Martín Harraki, 3. Ezequiel Jonatan López. Niñas: Sainet.

-        De 9 y 10 añosNiños: 1 Mario Cruz, 2. Cayolan Pirinof, 3. Deyan Pirinof y 4. Alejandro Cordero.

-        De 11 y 12 añosNiños: 1 Elías Arnal, 2. Daniel Salva, y 3. Diego Barranco.

-        Absoluta Masculina: 1. Javier Castells, de Monzón; 2. César Mur, de Binéfar, y 3. Francisco Javier Mariño, de Barbastro. Femenina: 1. Andrea Barranco, de Monzón; 2. Tamara Vázquez, de Huesca, y 3. Marta Millaruelo, de Barbastro.

 

Podium Masculino. Foto: Celedonio García

Podium Femenino. Foto: Celedonio García


Carreras infantiles. Foto Celedonio García



Disputando un vale de gasolina de 40 euros entre Francisco Javier Mariño y Alberto Susín. Foto: Celedonio García

Disputa de una prima entre rima entre Brahin Harraki y Sergio Brazo. Foto: Celedonio García
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12/6/24

Las carreras pedestres al estilo del país en Barbastro

Carrera pedestre fiestas de San Ramón y XIII Carrera pedestre de la Solidaridad. Barbastro, 23 de junio de 2001

Celedonio García

Las fiestas de la ciudad de Barbastro, así como las de sus barrios, incluyeron durante décadas (o quizá durante siglos) en sus programas festivos las típicas carreras pedestres, denominadas a finales del siglo XIX “carreras pedestres al estilo del país”.

Su origen se remonta varios siglos y probablemente su denominación sería similar a las celebradas en Monzón, Huesca o por diferentes poblaciones de Monegros.

En Monzón y Perdiguera se mencionaban como “corridas de espadas o de la espada” en el siglo XVI. Con el mismo apelativo las encontramos en Huesca, Farlete o La Almolda en el siglo XVII. En el siglo XVIII se generalizaron los pollos como premio en las carreras pedestres que se organizaban por todo Aragón, dando nombre a la prueba, “corridas de pollos”.

En Barbastro, las primeras ediciones que hemos documentado, a finales del siglo XIX, aparecen como “carreras al estilo del país” o “carreras de hombres descalzos” (quizá para diferenciarlas de las “de mujeres con cántaro en la cabeza”. En esta época se introducen los premios en metálico, que perdurarían hasta su desaparición con la Guerra Civil. En las últimas décadas el nombre de la prueba pasó a denominarse, simplemente, “carrera pedestre”.

Los premios en metálico debieron ser una de las causas de su desaparición, además de la ruptura que supuso la Guerra Civil en las costumbres y el auge del deporte moderno, el Atletismo, considerado “amateur” y cuya Federación sancionaba a los atletas que participaban en estas pruebas, típicas del deporte tradicional aragonés.

Ferias y fiestas de la Virgen de Septiembre

No hemos podido remontarnos más en el tiempo buscando programas festivos de las Ferias y fiestas de la Virgen de Septiembre de Barbastro. El primer documento consultado, de 1890, ya nos informa de algunos de los festejos típicos de las Ferias y fiestas: “Habrá una retreta, iluminaciones, cucañas, CARRERAS DE HOMBRES DESCALZOS y en borricos…”.

En 1893 el Diario de Huesca anuncia las Ferias y fiestas de la Virgen de Barbastro y recoge las variedades de carreras que se incluyen en el apelativo de “Carreras al estilo del país”, así como los premios y recorridos. Se celebraron el día 7 de septiembre, a las cuatro de la tarde. En la primera, la “De hombres” hacían un recorrido alrededor del paseo del Coso con tres premios de 10, 7,50 y 5 pesetas, respectivamente.

Recorte del programa de Carreras al estilo del país de 1893

Durante varias décadas se siguieron organizando en las Ferias y fiestas las “carreras al estilo del país” en torno al Coso. Los premios en metálico se fueron incrementando y el recorrido también.

En 1909, la crónica del Heraldo de Aragón decía: “Las carreras a pie y en burros, celebradas por las vías del paseo, fueron muy animadas”. En los primeros años de la década de los veinte, las carreras, con premios en metálico, se llevaron a la plaza de toros y se disputaban durante los intermedios del concierto de la banda militar.

Al final de esta década la carrera pedestre regresa al Coso. Los premios en metálico son importantes y participan algunos de los corredores más destacados de Aragón y Cataluña.

Sebastián González publicó una interesante crónica de la “Carrera pedestre” de 1928 en el Heraldo de Aragón:

“En la carrera celebrada en la tarde del día 6, disputáronse cuatro premios en metálico de 100, 50, 25 y 15 pesetas, tomando parte siete corredores, clasificándose a la llegada por el siguiente orden:

1º Salvador Tapias, que hizo las 30 vueltas alrededor del paseo del Coso, en 30 minutos.
2º Mariano Barrieras, de Sariñena, 31 minutos.
3º Ángel Mur, de Selgua, 32 minutos.
4º Ignacio Latorre, de Santalecina, 32 y ½ minutos.

Las antedichas 30 vueltas suponen un trayecto de unos ocho km., aproximadamente”.

Salvador Tapias venciendo en la IX Jean Bouin 1928. Este mismo año ganaría en Barbastro.
Foto: Ramon Claret / Joan Bert

Salvador Tapias era el atleta más destacado de Cataluña en esta época. Mariano Barrieras fue un gran corredor de Sariñena. Ángel Mur e Ignacio Latorre emigraron a Barcelona. Mur, natural de Selgua, fue el atleta más destacado en la Cataluña de los años 30; se proclamó en numerosas ocasiones campeón de Cataluña y fue recordman nacional de los 20 km. y campeón de España de 3.000 m. obstáculos en 1935 y 1936.

Dionisio Carreras, de Codo, e Ignacio Latorre, de Santalecina

Ignacio Latorre, de Santalecina, salto a la fama en 1928 al vencer en la plaza de Toros de Zaragoza al olímpico aragonés Dionisio Carreras, campeón de España de Maratón y noveno en el maratón de la Olimpiada de París en 1924.

En 1929 hubo dos carreras pedestres. La primera, celebrada el día 4 en la plaza de Toros de Barbastro rememoraba el famoso reto entre Dionisio Carreras e Ignacio Latorre, que tuvo lugar en la plaza de toros de Zaragoza el año anterior. En este duelo de ases aragoneses entre la veteranía de Dionisio Carreras, natural de Codo, y la juventud de Ignacio Latorre “corredor llamado vulgarmente Santalecina”, según puntualizaba el redactor del Heraldo de Aragón, volvería a repetir triunfo el cinqueño de Santalecina.

Cartel anunciador del reto entre Dionisio Carreras e Ignacio Latorre en la Plaza de Toros de Zaragoza en 1928, que se repetiría en la Plaza de Toros de Barbastro en 1929

El epígrafe que encabezaba la crónica de este diario decía: “En Barbastro, Carreras y Latorre hicieron una magnífica carrera-circuito”:

“Podemos calificar de excelente el esfuerzo realizado por los dos notables corredores regionales Dionisio Carreras, del Real Zaragoza, e Ignacio Latorre, de Santalecina, fuertes rivales en la especialidad de carrera a pie.

La plaza de toros se vio concurridísima, exteriorizando el público su satisfacción por la buena labor de ambos corredores, que llegaron a cubrir el número de kilómetros marcados en el mismo tiempo. Carreras y Latorre pusieron fin a la última vuelta, derrochando fuerte tren, pero la llegada a la meta fue tan igualada, que el jurado decidió dar el resultado de empate, concediendo igual tiempo en la clasificación final a uno y otro”.

El día 6 se disputó la segunda carrera, que se anunciaba por en el paseo del Coso y Fustería. La Voz de Aragón se hizo eco de la prueba y la recogió en sus páginas con el siguiente epígrafe: “En la carrera pedestre vence el catalán Salvador Tapias”. En la crónica se cita a los participantes:

“A las once y cuarto se ha celebrado la carrera pedestre, que ha sido presenciada por numeroso público.

El recorrido era a quince vueltas por el paseo del Coso, calle del general Ricardos y San Ramón.

La clasificación de los corredores fue la siguiente:

1º Salvador Tapias, de Arenys de Mar, en 22 minutos y 5 segundos.
2º Bautista Peralta, de Sariñena, en 22 minutos y 5 segundos.
3º Ángel Mur, de Selgua, en 22 minutos y 35 segundos.

El cuarto premio que fue declarado desierto, se repartió entre los tres corredores ya citados”.

Ángel Mur, de Selgua

En los siguientes años participaron en las carreras pedestres de Barbastro los mejores corredores de la provincia altoaragonesa. En 1932 El Noticiero informaba de la prueba: “En la carrera pedestre, alrededor del paseo del Coso, obtuvieron los primeros puestos los corredores Julián Salillas, de Lanaja; Bautista Peralta, de Sariñena; Eugenio Gimeno, de Huesca; entre los que se distribuyeron premios de 75, 50 y 25 pesetas, respectivamente”.

El auge de las carreras pedestres, así como el festival de jota, propició que se trasladasen al ruedo taurino y que se “cotizaran en taquilla”, con algunas protestas.

El Heraldo de Aragón publicó la crónica de la carrera pedestre de 1933: “Se celebró en la tarde del día cinco. Tomaron parte 8 corredores, adjudicándose los premios por el orden que se enumera: Antonio Gracia, de Salillas; Antonio Surroca, de Selgua; Nicanor Groset, de Robres. De Barbastro ganaron o se repartieron el premio especial para los de la localidad, Emilio Lalana, Gumersindo Catalán y Enrique Abadías. El recorrido fue de sesenta vueltas a la plaza de Toros, y los premios de 75, 50 y 25 pesetas”.

Campeonato de España de Maratón, Barcelona 1933: 1º Alejandro Pérez, de La Cartuja Baja (centro de la imagen); 2º Julián Salillas, de Lanaja (a la izquierda); 3º Antonio Gracia, de Salillas (a la derecha), y 4º José Romeo. Los cuatro eran aragoneses

Antonio Gracia era otro aragonés emigrado a Cataluña, que obtuvo grandes triunfos con la selección catalana de Atletismo. En el campeonato de España de Maratón de 1933, celebrado en Barcelona, Julián Salillas, de Lanaja obtuvo el segundo puesto y Antonio Gracia, de Salillas, vistiendo la camiseta catalana, ocupó la tercera plaza. En este campeonato venció el zaragozano, de La Cartuja Baja, Alejandro Pérez.

Después de la Guerra Civil la carrera pedestre pervivió durante varios años (en 1942 deslucida por la lluvia) pero pronto desaparecería como tal, quizá por influencia del deporte federado y por las modas imperantes. En 1953 aparece en el programa de fiestas como “gran carrera pedestre, de carácter provincial ‘la Vuelta a Barbastro’”.

Fiestas de los barrios y de San Ramón

A finales del siglo XIX también se disputaban carreras pedestres o “corridas”, en otras festividades, incluyendo las de los barrios: Virgen del Pilar, San Hipólito, San Joaquín… Según costumbre, los barrios organizaban festejos en las festividades de sus patronos y de esta manera obsequiaban al resto de la ciudad.

Los vecinos del Coso celebraban sus fiestas en honor de la Virgen del Pilar con numerosos actos. A finales del siglo pasado incluían la lidia de un toro en el Coso, por lo que se cerraban las avenidas. El Coso también era el escenario de las típicas “corridas al estilo del país”.

En la reseña del diario La Derecha de 17 de octubre de 1883 citaba, entre otros, los festejos de la víspera: “Por la tarde hubo cucañas y corridas de hombres, mujeres, chicos y burros adjudicándose varios premios y proporcionando a muchos que las presenciaban, gran entretenimiento”.

En el siglo XIX los festejos del barrio de San Hipólito, así como los del pintoresco barrio del Arrabal en honor a San Joaquín, se programaban a lo largo de cuatro días. Algunos de los más populares eran el toro enmaromado o la vaca ensogada, que se llevaba por las calles del barrio, y las “carreras de hombres” o “carreras de hombres en apuestas”.

Las carreras pedestres se siguieron celebrando durante años en estos barrios, hasta bien entrado el siglo XX, y también se organizaron en otros, como el del Entremuro (1942).


En el año 2000, coincidiendo con el cambio de siglo y con las fiestas de San Ramón, El Patronato Municipal de Deportes recuperó la tradicional carrera pedestre en el Coso, escenario tan típico de estas pruebas en los siglos anteriores, y estuvo amenizada por los Dulzaineros de Barbastro. Ocuparon las cinco primeras posiciones Chafia Abdelilah, de Monzón; seguido de José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Daniel Cremades, de Huesca; Óscar Calero, de El Grado, y Carlos Oriach, de Albelda. Participaron diecisiete corredores, entre ellos una fémina, la montisonense Mónica Saludas. Antes de la salida se homenajeo al atleta barbastrense Juan Ramón Plana y se guardo un minuto de silencio en memoria del infortunado montañero Pepe Chaverri, fallecido aquella semana en el Mont Blanc.

Al año siguiente, en el 2001, la carrera coincidió con la “XIII Carrera de la Solidaridad” (iniciativa de los corredores que pervive en la actualidad tras celebrarse 41 ediciones). Todo el presupuesto de la prueba fue destinado para financiar parte de un proyecto de Manos Unidas para la instalación de agua en un Centro Educativo y de Salud en Guatemala. Venció el montisonense Javier Yerno, atleta con un largo historial, atesorando títulos como el de campeón de Aragón de 5000 metros en varias ocasiones o vencedor del Medio Maratón “Ruta del Vino Somontano” en las ediciones de 1993 y 1996. Le siguieron en la línea de meta: Óscar Calero, de El Grado; José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Sergio Supervía, de Aínsa; Fernando García, de Monzón y Antonio Gistaín, de Barbastro.

Carrera pedestre de San Ramón 2001 (XIII Carrera de la Solidaridad). Foto: Javi García Hervera

En Féminas, venció la montisonense Mónica Saludas, seguida de Montse Abelló, una de las pioneras y mejores atletas del atletismo aragonés. Montse guardaba un agridulce recuerdo del campeonato de España de Cross celebrado en esta ciudad en 1986, por perder el segundo puesto en el último metro al no percatarse, ante el bullicio del público, de la llegada de su rival Merche Calleja. Venció la también aragonesa Carmen Valero.

La animación de la carrera del 2001 en el Coso fue enorme, como la del año anterior. Hubo carreras infantiles por edades…, sin embargo, la centenaria tradición aragonesa de las carreras pedestres en las fiestas de pueblos, barrios y ciudades volvió a entrar en letargo en la ciudad de Barbastro.

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15/2/24

Las carreras pedestres de Calanda (Teruel)

Artículo publicado en la revista "Qalanna" del Seguntro trimestre de 2023

Por CELEDONIO GARCÍA RODRÍGUEZ

Los datos que recientemente nos ha proporcionado Costán Escuer, procedentes del Archivo Histórico Municipal de Perdiguera (Zaragoza), revolucionan la historia de las carreras pedestres en Aragón. Según esos datos, a comienzo del siglo XVI en las fiestas de Perdiguera en honor a Santa María, se celebraba la “corrida de la espada”, así denominada por el premio que recibía el vencedor. En los últimos años de dicho siglo aparecen los pollos y hasta finales del siglo XVII la espada y las aves de corral se entregan a los vencedores. Posteriormente los pollos quedarían como único premio honorífico de las carreras pedestres. En Huesca, a mediados del siglo XIX todavía se denominaba “corrida de espadas” a la típica prueba pedestre.


Hasta la fecha solo disponíamos de varias referencias que aludían a la espada como premio de las corridas pedestres. Un de ellas corresponde a la corrida a pie y a caballo celebrada en las fiestas de San Mateo de Monzón de 1585, coincidiendo con la celebración de Cortes en dicha ciudad y ante el rey Felipe II. El vencedor recibió una pieza de tafetán, sombrero y espada.

Las “corridas de pollos” se extienden por todo Aragón; son festejo ineludible de las fiestas que se organizan en el siglo XIX y en celebraciones esporádicas organizadas por diversos motivos, religiosos y profanos.


La primera referencia que disponemos de Calanda sobre este acto data de 1860, con motivo de la Toma de Tetuán. El 8 de febrero la noticia corre por la villa; un bandeo de campanas, iluminaciones, salvas de escopetas y entusiastas y gritos de ¡Viva España! ¡Viva el Ejército!, alertaba al vecindario cuando se disponía a descansar de las fatigas del trabajo. Los acordes musicales de los templados instrumentos recorren la población. El patriótico síndico, José Crespo, anuncia desde los balcones de la casa de la villa a la población la feliz noticia. Al día siguiente la voz pública anuncia el programa de festejos. Entre los actos que organizan se citan las “corridas de hombres a pie”, corrida de caballos, baile del pollo, corrida de muchachos y entalegados. Después de la cena llega el baile y a las dos de la mañana termina la fiesta.


La corrida de pollos de San Roque, una prueba centenaria

Las carreras pedestres, antaño denominadas “corridas de pollos”, gozan de gran tradición en Calanda. El investigador catalán Toni Santisteban incluye las carreras de San Roque entre las más antiguas del mundo, con varios siglos de existencia. Hasta 1962 se disputaban en el Camino del Tiro al Bolo (camino viejo de Alcañiz), topónimo que nos recuerda que en este lugar, antaño, también se celebrarían competiciones del tiro de bolo.

La salida a los corredores se daba en el “Hilador” e iban hasta el pajar del “Tío Campechano” camino de la “Loma del Balcón”. Se celebraban varias carreras con recorridos entre dos y cuatro vueltas. El alguacil daba la salida, mientras un guardia sujetaba los pollos colgados de un palo puntiagudo con ramos de albahaca. El palo era el chuzo del sereno. Otras veces colgaban los pollos en una horca y en los últimos años se colgaron en un bastón.

El segundo guardia iba con la bicicleta hasta el pajar del “Tío Campechano”; allí se situaba para que los corredores dieran la vuelta. Los tres primeros clasificados en la carrera recibían tres, dos y un pollo, respectivamente.


Previamente al comienzo de la carrera el alguacil echaba un bando: “Van a dar suelta a la corrida, al primero se le darán tres pollos; al segundo, dos, y al tercero uno. Que nadie toque a los corredores, ni ellos con ellos, que si no serán sancionados”.

Algunos años, mientras se disputaba la corrida, había personas que realizaban tareas en los pajares próximos al camino. Aventaban el cereal y la paja dificultaba la marcha a los corredores. En la llegada el gaitero y tamborilero amenizaban su paso y la llegada con melodías típicas. En los años cuarenta y cincuenta era “el tío Campos”, apodado “el gaitero”. Luego le sustituiría su hermano.

“… Que nadie toque los corredores
ni ellos con ellos… Va el bando
diciendo, Y se le dará al primero
tres pollos…
Y mientras tanto…
el camino pedregoso
lleno de paja y guijarros
va llevando hasta la meta
los corredores descalzos.
Van todos en calzoncillos,
unos calzoncillos largos
con unos cuadros pequeños,
cuadros azules y blancos.
Lo curioso es que esta prenda,
en cierto sitio que callo,
lleva una estrecha abertura,
lleva un corte descarado,
que muchas veces rubores
y sustos ha provocado
y entre las guapas mujeres
que el acto están presenciando…”.
José Repollés Aguilar

Como en la actualidad, las carreras se celebraban el día de San Roque por la tarde. En 1920 se llevaron los tres, dos y un pollo, respectivamente, los mozos José Aguilar, Antonio Pellisa y José Navarro. En jovenzuelos, el pollo lo conquistó Miguel Gimeno y la peseta la obtuvo Damián Herrero, y, en la carrera de niños, Miguel Bondía y Joaquín Escuín se adjudicaron el pollo y peseta, respectivamente. Estas carreras y las de entalegados estuvieron amenizadas por la dulzaina y tamboril.

Las carreras estaban presididas por el alcalde y los concejales. Los corredores, a veces numerosos, se situaban en la raya para participar en las carreras; tras la salida se abrían paso entre la multitud de público que las presenciaban. Después se desplazaban a la plaza Mayor, donde tenían lugar otras carreras de niños y de entalegados.

En las carreras “a piernas” de 1930, así denominadas para diferenciarlas de los entalegados, venció el joven Manuel Gascón Mas. Le siguieron en la línea de meta Miguel Escuín y Vicente Tello, que obtuvieron los tres, dos y un pollo, respectivamente. En la segunda carrera el pollo se lo adjudicó Vicente Tello. Y en niños triunfó el pequeño Andrés Portolés. El pollo de los entalegados se lo llevó José Aznar. Según las crónicas, pesar de la gran afluencia de gente no hubo ningún incidente.

La crónica de El Noticiero de 1939 dejaba claro que las “corridas de pollos” era “número obligado en la fiesta de San Roque”. En la de “mozos” vencieron José Barrachina Millán, Mariano Rocaful y Manuel Virgos; en la de “jóvenes” triunfó Miguel Cros, y en la de “niños”, Luis Fuentes y Pedro Celma. El premio de “entalegados” se lo llevó Miguel Cros Segarra.

En los años sesenta del siglo pasado las carreras se llevaron a la Plaza de Toros, escenario que ya había acogido las carreras pedestres de las fiestas del Pilar varias décadas antes y otras organizadas por empresario-torero Lázaro Valero “Valerico” en las fiestas de San Roque y en Pascua de Resurrección. Algunos eran contrarios al cambio de escenario porque se rompía con la tradición. Lo cierto es que los corredores sufrían cuando corrían por el camino del “Tiro al Bolo”, aunque nuevo recorrido a vueltas en la Plaza de Toros tampoco era nada cómodo para los corredores, pero sí para el público.


Carreras de carácter nacional

En los años cuarenta y cincuenta participaron destacados corredores locales como “El Mosquín”, Borrachina, Manuel Palos Mas “el tío Hollín”, Miguel Bolea “el Rito”, o Antonio Aguilar (vencedor en 1952 y 1953). También corrieron algunos de los aragoneses más destacados: Luis Royo, de Berge (venció un año; era minero y su mina se conoce con el nombre de “Mina del corredor”, en Berge); Albero Murillo, de Leciñena; Rafael Bielsa, de Andorra; Manuel Blasco, de Urrea de Gaén; José Fontanillas, de Alcaine, o Francisco Guardia, de Valjunquera, entre otros.

En 1950 la Plaza de Toros acogió importantes carreras pedestres de carácter nacional en Pascua de Resurrección, San Roque y para el Pilar. La carrera de San Roque, conocida como la “Carrera del Siglo” tuvo gran trascendencia a nivel nacional. Participaron los atletas integrantes de la selección nacional de Cross: Gregorio Rojo, Benito Losada (sustituyó a Constantino Miranda), Pedro Sierra, José Coll, Ricardo Yebra y Buenaventura Baldomá. Venció el único aragonés participante, Pedro Sierra, de La Puebla de Híjar, que corría formando equipo con Baldomá. El premio consistía en “una hermosa yegua, valorada en 12.000 pesetas (de tres años y cubierta por un semental del Estado)”, y se repartieron más de 2.000 pesetas en primas. La prueba tuvo gran repercusión porque la Federación Española de Atletismo sancionó a todos los participantes por “profesionalismo”, pero tuvo que levantarles la sanción ante el primer compromiso internacional.

Las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo XX se caracterizaron por la participación de los mejores atletas de España, y la rivalidad, especialmente, entre corredores catalanes y aragoneses.

En 1958 protagonizaron la carrera pedestre de Calanda varios atletas de la élite del fondo nacional: Francisco Guardia, de Valjunquera, natural de Cretas (Campeón de España de Maratón en 1963); Luis García “Paganini”, de Lérida, natural de Manzanares (Ciudad Real), campeón de España de cross en 1956 y subcampeón en 1957, 1958 y 1959); José Molins, de Sabadell (campeón de España de 5.000 y 10.000 m. y varios récords nacionales), y Francisco Aritmendi, de Guadalajara (vencedor del Cross de las Naciones en 1964, oficioso campeonato del mundo).

En los años sesenta el ruedo de la Plaza de Toros se convirtió en una pista atlética con sabor tradicional. Los pollos y ramos de albahaca colgaban de una alabarda situada en el ruedo. Numerosísimo público llenaba las gradas y las autoridades siempre presidiendo el festejo. Antes del inicio se echaba el pregón con las normas que debían observar los corredores.

Vicente Rebullida y la destacada atleta zaragozana Conchita Rodríguez vencerían en las categorías absolutas de 1966. Al año siguiente, en 1967, Vicente Rebullida volvió a obtener el triunfo en la carrera de las 40 vueltas; le siguieron Joaquín Galindo y Antonio Valls, que se repartieron los tres, dos y un pollo, respectivamente. En juveniles obtuvieron los pollos por el siguiente orden: Tomás Ballesteros, Miguel Galindo y José Sanz. La jornada deportiva continuó con las carreras infantiles, en las que participaron numerosos niños y niñas, carreras de entalegados, tiro de cuerda, etcétera.

En 1969 el palentino Mariano Haro acapararía todo el protagonismo, a pesar de la presencia de otros destacados corredores, como el olímpico José Molins, de Sabadell; José Pro “Heras”, también de Sabadell, y los corredores alcañizanos Luis Lahoz y Andrés Joven, o Miguel Ángel Panivino, de Mediana de Aragón.

Las carreras de 1971 tuvieron como rivales a alcañizanos y calandinos. Luis Lahoz Betés, de Alcañiz se proclamó vencedor de la carrera de 50 vueltas al ruedo y los calandinos Esteban Milián y Juan Mompel le siguieron en línea de meta. En la segunda carrera, de 25 vueltas, vencieron tres atletas de Alcañiz, Maldonado Moya, Lahoz Betés y Boné Pueyo. En juveniles, en categoría masculina, ganó Miguel Jordán y en la femenina se impuso la madrileña Dolores Chao, por delante de Josefina López y Conchita Pérez. En las pruebas infantiles participaron casi un centenar de niños y niñas.

Durante varios años participaron en las carreras los mejores corredores comarcales y veraneantes. En 1974 vencieron los hermanos José María y Jesús Maldonado, de Alcañiz, y en tercer lugar llegó Martín Jubierre, de Calanda. En las otras categorías el triunfo correspondió a Ismael Esteban, de Alcañiz, y María Pilar Gracia, de Madrid. Todos ellos recibieron pollos criados en los mejores corrales de la villa.


Los catalanes, protagonistas de final de siglo

En los años setenta se perdieron muchas carreras pedestres en Aragón debido a la rivalidad entre aragoneses y catalanes, y a un cambio generacional. Calanda mantuvo su prueba con la participación de corredores de la comarca. En los setenta surgieron nuevos atletas y se recuperaron algunas carreras. En pocos días se acumulaban varias competiciones, que a veces coincidían. Algunas se celebran en fecha fija, como la de Calanda. El mismo día, por la mañana, se disputa otra carrera en Paüls (Tarragona); ambas son atractivas y forman parte de la ruta y del calendario de los corredores más destacados.

En los años ochenta obtuvieron triunfos en las carreras atletas como Emilio Guzmán, de Tardienta; José Antonio Adell y José Pallarés, de Binéfar; los zaragozanos Rafael Bejarano, Alfonso Cebolla, Celedonio García o Antonio Navarro; Amado Hernández, de La Yunta (Guadalajara), afincado en Barcelona, o Fernando Díaz, de Barcelona, que vencería en 1989, 1990 y 1991.

En la última década fueron llegando corredores de más nivel, incluso kenianos, acompañados de su representante, y los primeros atletas marroquíes. El leridano Juan Ramón Muñoz vencería en 1992, 1993 y 1996 (este año junto con Mónica Saludas en la categoría femenina); En 1994 Rafael Illán y Pilar Ginés, premio compartido con Ana Mª Pardos por la llegada igualada; Benito Ojeda en 1995; el keniano Julius Ruto y la montisonense Mónica Saludas en 1997; en 1998, Chepen Stiwart y Marasmani Bauwelle, y en 1999, José Ríos, de Barcelona, y Mónica Saludas, de Monzón.

Durante esta década también participaron grandes atletas que no consiguieron vencer en Calanda, como el montisonense Eliseo Martín, considerado el mejor atleta de la historia en Aragón, los zaragozanos Luis Javier Alonso, Juan María Artola, Ricardo Martí o Miguel Casado; el turolense Pablo Martínez; José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Sergio Ruiz, de Valencia; los catalanes Iván Hompaneda, Juan Beascoechea o Joan Viudes, y el marroquí Omar Errachidi, entre otros. En mujeres destacaron María José Martín, Elisabeta Bosch o Marina Prat, entre otras.


Los atletas marroquíes, dominadores del siglo XXI

En el 2000 ya inscribe su nombre entre los vencedores de las carreras de Calanda el primer atleta marroquí que llegó a Aragón y se afincaría en Zaragoza, Rachid Damoun. En mujeres volvería a vencer Mónica Saludas, de Monzón. En 2001 el triunfo correspondió al zaragozano Javier Ferrando Triviño y a Mónica Saludas. En 2002 vencieron los leridanos Juan Ramón Muñoz y Laura Rosell. En 2003 también serían leridanos, Juan Luis Pérez y Laura Rosell. En 2004 y 2005 compartirían victoria el marroquí, afincado en Calatayud, Redouan Benarafa, y Carmen Félix, destacada atleta de Albalate del Arzobispo, que también vencería en 2006. Este año obtendría su primer triunfo el marroquí, afincado en Lérida, Abdelgani Elhassany, que repetiría en 2007 y 2008. En mujeres, la zaragozana Noelia Bernad venció en 2007 y 2010, y la marroquí Laila Daoud en 2008 y 2009. Hicham El Amrani logra la victoria en 2009 y 2010.

La segunda década de este siglo tiene un nombre propio, el del marroquí afincado en Calatayud Said Ait Addi, que gana en 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2019. En 2018 venció el marroquí, afincado en Francia, Mohamed Moustaoui (posee un impresionante historial deportivo: olímpico en 2008 y 2012 en 1500 m.; 4º en el campeonato del mundo de 1500 m. en 2008…). En mujeres, en 2011 se impone la zaragozana Lina Díaz; en 2012, Laura Villén, de Andorra; en 2013, Zhor Beyazid; en 2014 Aicha Bani; la zaragozana Isabel Linares obtiene el triunfo en 2015, 2016 y 2019; la turolense Érika Torner gana en 2017; Faiza Bachar, en 2018 y la catalana Rebeca Suarez en 2022. Este año inscribió su nombre como vencedor el atleta que más segundos puestos había obtenido hasta la fecha, el marroquí, actualmente afincado en Francia, Abdelhak Sabhi. La carrera se recuperaba tras dos años de pandemia por la Covid 19.

El mundialista y olímpico Mohamed Moustaoui y Faiza Bachar, bailando la !jota de los pollos"

La lista de corredores de estas dos últimas décadas sería interminable, entre los más destacados, además de los ya citados, podemos añadir a los marroquíes Chafia Abdelila, El Houssine Essemaali, Samir Ait Bouyckamane, Mohamed Sedrani, Mohamed Ait Ben Aissa, Jaouad Bouchamane, Mustapha Elkhouyaali, Abdelaziz Merzougui (nacionalizado español y olímpico), Azziz El Jihaoui, Mostapha Benlismane, Mustapha Sabhi, Mohamed Farih, Abderrahim El Jaafari, Abdelhakim Hamid, Hamza Amon, Hassan El Hatimi, Mourad El Bannouri, Mustafa Chaikaoui, Yassine Abatourab, Cherkaoui Ed Douame, afincado en Calanda, o el argelino Noureddine Neggazi, afincado en Lérida. Los catalanes José Manuel Granadero, Víctor Martínez, Sergi Ariaca o Albert Costa. Aragoneses, José Antonio Casajús, David Gracia, Carlos López, Daniel Berdejo, Juan Carlos Velasco, Antonio Martín, Daniel Fuentes o Carlos Zárate. El segoviano Juan Antonio Verdugo; el alcañizano Alberto Sábado; Raúl Carreras, de Alcorisa, o los calandinos Pablo Esteban, Ferrán Fernández, Javier Gascón, Jaime Jubierre, Carlos Conesa, Rafa Ródenas y Raúl Magallón, entre otros muchos.

En mujeres no citadas habría que añadir a Pilar Román, de Valladolid; Marta Gómez; Martina Benito, Carol Pardo y Jackeline Gómez, de Barcelona; Laura Alias, Ana Lecha y Hajar Benhamir, de Zaragoza, Pilar Félez, de Andorra; Laura Clavería de Albalate del Arzobispo; Elvira Ponz y Sara Campos, de Alcañiz; María Sánchez, Alicia Conesa y Pilar Martínez, de Calanda, entre otras muchas participantes.

Camino del Tiro al Bolo. Siempre en la memoria

En 2011, la víspera de San Roque, día de las carreras pedestres, los nacidos en 1946 inauguraron un monolito en el lugar donde durante siglos se disputaron estas competiciones populares, para que el recuerdo y las tradiciones siempre permanezcan.

La inscripción que figura en el monolito dice lo siguiente:

“Que nadie toque a los corredores, ni ellos con ellos.

CAMINO DEL TIRO DEL BOLO

En este lugar durante al menos dos siglos se celebraron competiciones lúdico-deportivas en honor de San Roque (las fiestas de verano): Carreras pedestres, barra aragonesa, entalegados y cucañas.

Todos los calandinos mostraron aquí sus habilidades y los nacidos en el año 1946 quieren que sea recordado desde el 13 de agosto de 2011 hasta siempre”.


Las carreras del Pilar

No disponemos de información de las fiestas del Pilar del siglo XIX y durante el siglo solo se organizaron carreras con continuidad en la década de los años cuarenta. No obstante, hubo años, como en 1924 o 1926, y finales de la década de los años sesenta y comienzos de los setenta que también se programaron en la Plaza de Toros. Sin duda, la experiencia de las carreras del Pilar en el ruedo taurino influiría para que las de San Roque terminaran cambiando de escenario.

En 1924 se denomina “carrera de peones” y en 1926, “corrida pedestre”. Este año participaron afamados corredores, siendo el primero que llegó a la línea de meta Miguel Monfort, que fue premiado con 50 pesetas.

En 1944 se celebran varias carreras en la Plaza de Toros; primero, una Gran carrera pedestre a 100 vueltas (unos 12 km.) con premios de 500, 250 y 150 pesetas para los tres primeros clasificados, además de cuatro primas. Otra carrera Infantil y una tercer a de mujeres, con la obligación de dar dos vueltas al redondel de la Plaza con un cántaro lleno de agua a la cabeza. El premio era de 50 pesetas.

En 1946, la primera carreras es para corredores de la localidad; la segunda, para menores de 14 años y la tercera se denomina “Gran Carrera Pedestre Nacional, a 120 vueltas y premios de 1.250, 800, 500 y 350 pesetas, respectivamente, además de tres primas de 100 pesetas. De forma similar se repetirían durante varios años con incremento de los premios.

En 1951, después de la gran polémica surgida con la Federación Española de Atletismo por la carrera celebrada en las fiestas de San Roque de 1950, que descalifica a los corredores acusados de “profesionalismo”, la Federación Aragonesa de Atletismo se encarga de controlar la prueba, de nominada “Monumental Carrera Pedestre”, y se anuncia la presencia de “todas las primeras figuras nacionales de este deporte”; los premios consisten en trofeos.

Al año siguiente se vuelve a organizar la carrera en los mismos términos, pero sin tanta pompa. En 1953 ya desaparecen del programa de fiestas.

Nuevamente se recuperan en 1967 y en 1973 dejarían de programarse definitivamente para las fiestas del Pilar.

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23/1/24

Las carreras pedestres de Sariñena, un patrimonio inmaterial legado por nuestros antepasados (II)

 Alberto Casas y Santiago Jaime Latre en la carrera pedestre local del 2007. Foto C. García

Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ

Pasión por el pedestrismo


Durante estos años se vive una auténtica pasión por las carreras pedestres en Sariñena, la misma pasión que vemos en otras poblaciones de la comarca y limítrofes: Lanaja, Grañén, Lalueza, Poleñino, Farlete, Castelflorite, Valfarta, La Almolda, Tardienta, Almudévar, Huesca, Barbastro, Binéfar, San Mateo de Gallego, Nuez de Ebro... (En todas ellas obtendría puestos de honor el corredor de Sariñena, Bautista Peralta).

En 1928, Peralta se clasificó segundo, detrás de Dionisio Carreras, en la “III Vuelta a Zaragoza”, compitiendo con todos los mejores atletas aragoneses). La crónica que publica M. Torres Ballarín en La Voz de Aragón y en Heraldo de Aragón, de la carrera de Sariñena en 1931, es significativa: “La carrera pedestre ¡colosal! Eso sí que fue corrida. Figurense un equipo de once jóvenes corredores (entre ellos Bautista y Carreras) ansiosos de ganar, sin trampa, el premio y la categoría del primero... Y entre estos ‘lebreles’ el Victoriano Pérez, de La Cartuja Baja (Zaragoza), que lo ganó, y que si no tropieza será pronto ‘as’ y campeón de suprema categoría. Hay que ver lo que corre ¡y cómo corría esa ‘flecha’! Es cosa fantástica; en Lanaja lo verán el día de la fiesta. Nosotros no hemos visto aquí otra corrida semejante y de tanto interés, que todos ‘apretaron’ y no más se retiran dos”.

Victoriano Alejandro Pérez se convirtió en el mejor maratoniano español de la década. Venció en dos ocasiones en el Campeonato Nacional de Maratón (1933 y 1935), batio el récord nacional, pero fue destituido de una de esas victorias (1935), debido a la sanción a perpetuidad impuesta por la Federación Aragonesa de Atletismo, por participar en las carreras pedestres. Lamentablemente ese título todavía no ha sido restituido.

En el Campeonato de España de Maratón, celebrado en junio de 1933 en Barcelona, los tres primeros fueron aragoneses, aunque el tercer clasificado, Antonio Gracia, de Salillas, corría por la federación catalana. Venció Victoriano Pérez, seguido del corredor de Lanaja, Julián Salillas. El tercer clasificado, Antonio Gracia, vencería dos meses después en la carrera pedestre de Sariñena. Un catalán (según las crónicas) llegó en segunda posición y el gran Bautista Peralta ocupó la tercera plaza. También participó el simpático, popular e incombustible veterano “Sabatino”.

Victoriano-Alejandro Pérez volvió a triunfar en Sariñena en 1934, seguido del zaragozano Mariano Doñate, y el subcampeón de España de maratón del año anterior, Julián Salillas, de Lanaja, ocupaba el tercer puesto.

Bautista Peralta vencería en 1935 en la carrera pedestre de San Lorenzo, en Huesca, y otro monegrino, Valentín Rodellar, de Grañén, terminaba segundo. No tenemos datos sobre la carrera de Sariñena de este año. El Ayuntamiento permanecía silencioso sobre las próximas fiestas y Jume escribía lo siguiente a mediados de agosto en las páginas del Heraldo de Aragón: “¿Es que no se piensa organizar ningún festejo popular? ¿Saben nuestros ediles la importancia que da a las fiestas una Banda de música y una corrida pedestre, a la que tanta afición tienen los vecinos de esta villa, y la alegría que despiertan en los chiquillos y mayores los fuegos artificiales?”.

El primero de septiembre de 1935, Joaquín Paradel publica en las páginas del Heraldo de Aragón un amplio artículo sobre las fiestas y se pregunta: “¿Dónde están aquellas rondas que recorrían la población, alegrándolo todo, con sus guitarras, guitarros, bandurrias, panderetas, hierros y que cantaban a todas las mozas. guapas y feas? ¿Dónde están aquellos cuadros de danzantes, con sus típicos trajes, adornados con bandas de mil colores, cinto de seda, cascabeles y abundantes ramos de albahaca? ¿Dónde están aquellos mayorales y rabadanes de la danza, como el ‘Tambor’, el ‘Remoñón’, el ‘Francher’, el “Puértolas”, el “Cucala”, etc., que tanto entretenían y hacían reir con aquellos versos hechos a su manera y aquellos ’dichos’? Y, por último, ¿por qué no se hace aquella cabalgata de ronda, en la que el tercer día, los mozos recogían las propinas y regalos de las mozas, con un carro artísticamente adornado, las seis y más majas mulas del pueblo, con ricos aparejos y campanillas? ¿Dónde está esto, propio de Aragón? ¡Ah! Todo esto ha desaparecido por esas que ahora le llamamos cosas modernas football, rugbi, tennis, golf, tés danzants, bares, cabarets, etc., etc.”.

Con mucho sentir, el alcalde, don Manuel Gilaberte lamentaba la difícil situación del Ayuntamiento y recordaba que por segunda vez, desde tiempos inmemoriables (1899) no se organizaban actos oficiales.

El artículo de “recuerdos”, que Paraled titulaba “Los tiempos cambian; y las fiestas también”, parecía un presagio de la ruptura con muchas tradiciones que supondría la fraticida guerra civil.

Quio Revista de Sariñena y Los Monegros, Núm. 209, Julio-Agosto 2023

La fractura de la Guerra Civil


Tras la guerra las fiestas ya no son las mismas. En las carreras se reducen los premios de años anteriores: 100, 50 y 25 pesetas en 1941. Algunos años no se organiza la carrera pedestre (1942 y 1945). En 1943 se celebra en el intermedio del partido de fútbol. En 1944 se anuncia en la prensa para atraer a la nueva generación de corredores que irían surgiendo en esta década. Para captar a estos nuevos corredores, en 1946 se eleva el premio a 300 pesetas para el primer clasificado. La prueba se disputa en circuito urbano con salida y llegada en la plaza de Alvarado. En 1947 se vuelva a llevar al Campo de Deportes.

En esta década surgen destacados corredores a nivel nacional, alguno de la comarca, como Alberto Murillo, de Leciñena; su gran rival sería Pedro Sierra, de La Puebla de Hijar, que extendería su vida deportiva hasta la siguiente década, con récord nacional de maratón, batido en sus dos participaciones en el campeonato de España. El internacional Pedro Sierra también disputaría emocionantes carreras con otros atletas catalanes en la década de los años cincuenta, especialmente con Luis García, de Lérida.

Entre los aragoneses destacan los incombustibles Francisco Binaburo, Anselmo Salvador o Enrique Pamplona, de Zaragoza; Tomás Ostáriz, del barrio zaragozano de Santa Isabel; Manuel Blasco, de Urrea de Gaén, o Antonio Lupón, de Bujaraloz. En esta época también participa en las carreras el local José Novellón Maestro, que incluso se desplaza a las carreras de Lanaja o Lalueza.

Anuncio de la las fiestas de Sariñenas en 1946 

Al final de la década de los años cincuenta los atletas foráneos, especialmente catalanes, imponen su ley. Son de nivel internacional y contra ellos los aragoneses poco tienen que hacer. En alguna ocasión surgen pequeños altercados. Significativa es la crónica de la carrera pedestre de 1961 publicada en el diario Nueva España: “La carrera pedestre tuvo éxito completo, tomando en ella parte las primeras figuras en esta deporte, resultando vencedores los siguiemes atletas: primero, Tomas Barris; segundo. Antonio Amoros; tercero, José Molins; cuarto, Francisco Aritmendi; quinto, Fernando Avión; sexto, Pueyo. ¡Fueron eliminados dos corredores por su mal comportamiento en el momento de iniciarse la competición. La señorita Blanca Calvo Alvarez, entregó al vencedor un hermoso ramo de fiores”.

Tomás Barris Ballestín, de Barcelona, estaba considerado como el mejor atleta de fondo y medio fondo español y de los mejores de Europa. Antonio Amorós nació en Caudete (Albacete), aunque pasó su vida deportiva en Barcelona. Fue plusmarquista español de 3.000, 5.000 y 10.000 m. cuatro veces campeón de España de 5.000 m. y 10.000 m. y seis veces campeón de España de cross. José Molíns Montes, de Sabadell, había sido olímpico en Roma 1960, campeón de España de 10.000 m. (en dos ocasiones), de 5.000 m. y récord nacional de 3.000 y 5.000 m. Francisco Aritmendi, de Guadalajara, sería el primer español que ganaría el Cross de las Naciones en 1964, considerado el campeonato del mundo de esta especialidad. Fue olímpico, campeón de España de 10.000 m y ganó en dos ocasiones el campeonato de España de cross. Y Fernando Avión, de Castejón de Monegros, destacado corredor aragonés. Pueyo, probablemente fuera José Pueyo “El Roso”, de Alfajarín.

En los años sesenta y setenta se mantienen las rivalidades entre catalanes y aragoneses. Son los años de los catalanes José Molins, José Pro, José Faro, y de los aragoneses Andrés Gimeno, Pedro Ferrando, de Alcañiz, Fernando Avión, de Castejón de Monegros, Joaquín Mareca, Miguel Ángel Panivino…

La Federación Aragonesa de Atletismo trata de controlar estas carreras. El ambiente entre aragoneses y catalanes tampoco es demasiado amistoso y cuando dejan de venir los mejores surge un vacío de corredores. En 1965, según el programa de fiestas, en la carrera, que se sigue celebrando en el campo de deportes “El Carmen” solo “tomarán parte deportistas de Sariñena y su comarca”. Hasta el año anterior, siempre se repetía la coletilla: “tomarán parte las primeras figuras del atletismo”.

En 1965 la carrera no aparece en el programa de fiestas. Al año siguiente, en 1966, se sustituye por una competición de Atletismo organizada por el Real Zaragoza. Participan, entre otros, los siguientes atletas: Manuel Buitrón (peso), Luis María Garriga (altura) olímpico de Tokio, Manuel Vela (disco) y Joaquín Mareca (5.000 m.).

En 1967 la carrera se “camufla” entre otros deportes, baloncesto femenino y judo. Y al año siguiente, tras la breve crisis de tres años, vuelve a retomar su antiguo espíritu y en los programas se anuncia como “Gran carrera pedestre, en la que se disputarán valiosos premios”.

Artículo publicado en "Quio. Revista de Sariñena y Los Monegros", Núm. 209. Julio-Agosto 2023.