Celedonio García
Las fiestas de la ciudad de Barbastro, así como las de sus barrios, incluyeron durante décadas (o quizá durante siglos) en sus programas festivos las típicas carreras pedestres, denominadas a finales del siglo XIX “carreras pedestres al estilo del país”.
Su origen se remonta varios siglos y probablemente su denominación sería similar a las celebradas en Monzón, Huesca o por diferentes poblaciones de Monegros.
En Monzón y Perdiguera se mencionaban como “corridas de espadas o de la espada” en el siglo XVI. Con el mismo apelativo las encontramos en Huesca, Farlete o La Almolda en el siglo XVII. En el siglo XVIII se generalizaron los pollos como premio en las carreras pedestres que se organizaban por todo Aragón, dando nombre a la prueba, “corridas de pollos”.
En Barbastro, las primeras ediciones que hemos documentado, a finales del siglo XIX, aparecen como “carreras al estilo del país” o “carreras de hombres descalzos” (quizá para diferenciarlas de las “de mujeres con cántaro en la cabeza”. En esta época se introducen los premios en metálico, que perdurarían hasta su desaparición con la Guerra Civil. En las últimas décadas el nombre de la prueba pasó a denominarse, simplemente, “carrera pedestre”.
Los premios en metálico debieron ser una de las causas de su desaparición, además de la ruptura que supuso la Guerra Civil en las costumbres y el auge del deporte moderno, el Atletismo, considerado “amateur” y cuya Federación sancionaba a los atletas que participaban en estas pruebas, típicas del deporte tradicional aragonés.
Ferias y fiestas de la Virgen de Septiembre
No hemos podido remontarnos más en el tiempo buscando programas festivos de las Ferias y fiestas de la Virgen de Septiembre de Barbastro. El primer documento consultado, de 1890, ya nos informa de algunos de los festejos típicos de las Ferias y fiestas: “Habrá una retreta, iluminaciones, cucañas, CARRERAS DE HOMBRES DESCALZOS y en borricos…”.
En 1893 el Diario de Huesca anuncia las Ferias y fiestas de la Virgen de Barbastro y recoge las variedades de carreras que se incluyen en el apelativo de “Carreras al estilo del país”, así como los premios y recorridos. Se celebraron el día 7 de septiembre, a las cuatro de la tarde. En la primera, la “De hombres” hacían un recorrido alrededor del paseo del Coso con tres premios de 10, 7,50 y 5 pesetas, respectivamente.
En 1909, la crónica del Heraldo de Aragón decía: “Las carreras a pie y en burros, celebradas por las vías del paseo, fueron muy animadas”. En los primeros años de la década de los veinte, las carreras, con premios en metálico, se llevaron a la plaza de toros y se disputaban durante los intermedios del concierto de la banda militar.
Al final de esta década la carrera pedestre regresa al Coso. Los premios en metálico son importantes y participan algunos de los corredores más destacados de Aragón y Cataluña.
Sebastián González publicó una interesante crónica de la “Carrera pedestre” de 1928 en el Heraldo de Aragón:
“En la carrera celebrada en la tarde del día 6, disputáronse cuatro premios en metálico de 100, 50, 25 y 15 pesetas, tomando parte siete corredores, clasificándose a la llegada por el siguiente orden:
1º Salvador Tapias, que hizo las 30 vueltas alrededor del paseo del Coso, en 30 minutos.
2º Mariano Barrieras, de Sariñena, 31 minutos.
3º Ángel Mur, de Selgua, 32 minutos.
4º Ignacio Latorre, de Santalecina, 32 y ½ minutos.
Las antedichas 30 vueltas suponen un trayecto de unos ocho km., aproximadamente”.
Salvador Tapias era el atleta más destacado de Cataluña en esta época. Mariano Barrieras fue un gran corredor de Sariñena. Ángel Mur e Ignacio Latorre emigraron a Barcelona. Mur, natural de Selgua, fue el atleta más destacado en la Cataluña de los años 30; se proclamó en numerosas ocasiones campeón de Cataluña y fue recordman nacional de los 20 km. y campeón de España de 3.000 m. obstáculos en 1935 y 1936.
Ignacio Latorre, de Santalecina, salto a la fama en 1928 al vencer en la plaza de Toros de Zaragoza al olímpico aragonés Dionisio Carreras, campeón de España de Maratón y noveno en el maratón de la Olimpiada de París en 1924.
En 1929 hubo dos carreras pedestres. La primera, celebrada el día 4 en la plaza de Toros de Barbastro rememoraba el famoso reto entre Dionisio Carreras e Ignacio Latorre, que tuvo lugar en la plaza de toros de Zaragoza el año anterior. En este duelo de ases aragoneses entre la veteranía de Dionisio Carreras, natural de Codo, y la juventud de Ignacio Latorre “corredor llamado vulgarmente Santalecina”, según puntualizaba el redactor del Heraldo de Aragón, volvería a repetir triunfo el cinqueño de Santalecina.
El epígrafe que encabezaba la crónica de este diario decía: “En Barbastro, Carreras y Latorre hicieron una magnífica carrera-circuito”:
“Podemos calificar de excelente el esfuerzo realizado por los dos notables corredores regionales Dionisio Carreras, del Real Zaragoza, e Ignacio Latorre, de Santalecina, fuertes rivales en la especialidad de carrera a pie.
La plaza de toros se vio concurridísima, exteriorizando el público su satisfacción por la buena labor de ambos corredores, que llegaron a cubrir el número de kilómetros marcados en el mismo tiempo. Carreras y Latorre pusieron fin a la última vuelta, derrochando fuerte tren, pero la llegada a la meta fue tan igualada, que el jurado decidió dar el resultado de empate, concediendo igual tiempo en la clasificación final a uno y otro”.
El día 6 se disputó la segunda carrera, que se anunciaba por en el paseo del Coso y Fustería. La Voz de Aragón se hizo eco de la prueba y la recogió en sus páginas con el siguiente epígrafe: “En la carrera pedestre vence el catalán Salvador Tapias”. En la crónica se cita a los participantes:
“A las once y cuarto se ha celebrado la carrera pedestre, que ha sido presenciada por numeroso público.
El recorrido era a quince vueltas por el paseo del Coso, calle del general Ricardos y San Ramón.
La clasificación de los corredores fue la siguiente:
1º Salvador Tapias, de Arenys de Mar, en 22 minutos y 5 segundos.
2º Bautista Peralta, de Sariñena, en 22 minutos y 5 segundos.
3º Ángel Mur, de Selgua, en 22 minutos y 35 segundos.
El cuarto premio que fue declarado desierto, se repartió entre los tres corredores ya citados”.
En los siguientes años participaron en las carreras pedestres de Barbastro los mejores corredores de la provincia altoaragonesa. En 1932 El Noticiero informaba de la prueba: “En la carrera pedestre, alrededor del paseo del Coso, obtuvieron los primeros puestos los corredores Julián Salillas, de Lanaja; Bautista Peralta, de Sariñena; Eugenio Gimeno, de Huesca; entre los que se distribuyeron premios de 75, 50 y 25 pesetas, respectivamente”.
El auge de las carreras pedestres, así como el festival de jota, propició que se trasladasen al ruedo taurino y que se “cotizaran en taquilla”, con algunas protestas.
El Heraldo de Aragón publicó la crónica de la carrera pedestre de 1933: “Se celebró en la tarde del día cinco. Tomaron parte 8 corredores, adjudicándose los premios por el orden que se enumera: Antonio Gracia, de Salillas; Antonio Surroca, de Selgua; Nicanor Groset, de Robres. De Barbastro ganaron o se repartieron el premio especial para los de la localidad, Emilio Lalana, Gumersindo Catalán y Enrique Abadías. El recorrido fue de sesenta vueltas a la plaza de Toros, y los premios de 75, 50 y 25 pesetas”.
Después de la Guerra Civil la carrera pedestre pervivió durante varios años (en 1942 deslucida por la lluvia) pero pronto desaparecería como tal, quizá por influencia del deporte federado y por las modas imperantes. En 1953 aparece en el programa de fiestas como “gran carrera pedestre, de carácter provincial ‘la Vuelta a Barbastro’”.
Fiestas de los barrios y de San Ramón
A finales del siglo XIX también se disputaban carreras pedestres o “corridas”, en otras festividades, incluyendo las de los barrios: Virgen del Pilar, San Hipólito, San Joaquín… Según costumbre, los barrios organizaban festejos en las festividades de sus patronos y de esta manera obsequiaban al resto de la ciudad.
Los vecinos del Coso celebraban sus fiestas en honor de la Virgen del Pilar con numerosos actos. A finales del siglo pasado incluían la lidia de un toro en el Coso, por lo que se cerraban las avenidas. El Coso también era el escenario de las típicas “corridas al estilo del país”.
En la reseña del diario La Derecha de 17 de octubre de 1883 citaba, entre otros, los festejos de la víspera: “Por la tarde hubo cucañas y corridas de hombres, mujeres, chicos y burros adjudicándose varios premios y proporcionando a muchos que las presenciaban, gran entretenimiento”.
En el siglo XIX los festejos del barrio de San Hipólito, así como los del pintoresco barrio del Arrabal en honor a San Joaquín, se programaban a lo largo de cuatro días. Algunos de los más populares eran el toro enmaromado o la vaca ensogada, que se llevaba por las calles del barrio, y las “carreras de hombres” o “carreras de hombres en apuestas”.
Las carreras pedestres se siguieron celebrando durante años en estos barrios, hasta bien entrado el siglo XX, y también se organizaron en otros, como el del Entremuro (1942).
En el año 2000, coincidiendo con el cambio de siglo y con las fiestas de San Ramón, El Patronato Municipal de Deportes recuperó la tradicional carrera pedestre en el Coso, escenario tan típico de estas pruebas en los siglos anteriores, y estuvo amenizada por los Dulzaineros de Barbastro. Ocuparon las cinco primeras posiciones Chafia Abdelilah, de Monzón; seguido de José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Daniel Cremades, de Huesca; Óscar Calero, de El Grado, y Carlos Oriach, de Albelda. Participaron diecisiete corredores, entre ellos una fémina, la montisonense Mónica Saludas. Antes de la salida se homenajeo al atleta barbastrense Juan Ramón Plana y se guardo un minuto de silencio en memoria del infortunado montañero Pepe Chaverri, fallecido aquella semana en el Mont Blanc.
Al año siguiente, en el 2001, la carrera coincidió con la “XIII Carrera de la Solidaridad” (iniciativa de los corredores que pervive en la actualidad tras celebrarse 41 ediciones). Todo el presupuesto de la prueba fue destinado para financiar parte de un proyecto de Manos Unidas para la instalación de agua en un Centro Educativo y de Salud en Guatemala. Venció el montisonense Javier Yerno, atleta con un largo historial, atesorando títulos como el de campeón de Aragón de 5000 metros en varias ocasiones o vencedor del Medio Maratón “Ruta del Vino Somontano” en las ediciones de 1993 y 1996. Le siguieron en la línea de meta: Óscar Calero, de El Grado; José Antonio De la Fuente, de Binéfar; Sergio Supervía, de Aínsa; Fernando García, de Monzón y Antonio Gistaín, de Barbastro.
La animación de la carrera del 2001 en el Coso fue enorme, como la del año anterior. Hubo carreras infantiles por edades…, sin embargo, la centenaria tradición aragonesa de las carreras pedestres en las fiestas de pueblos, barrios y ciudades volvió a entrar en letargo en la ciudad de Barbastro.
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