7/7/11

Las carreras pedestres de Grañén

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“Los pueblos que olvidan sus tradiciones
pierden la conciencia de su destino;
mientras que los que se apoyan
sobre tumbas gloriosas
son los que mejor preparan su porvenir”
Nicolás Avellaneda

Participantes en la carrera pedestre de Grañén celebrada el 25 de julio de 1935. De pie, de izquierda a la derecha, el segundo, Clemente Góez, del Exploradores; el tercero, Valentín Rodellar, de Grañén, y el quinto Francisco Pardos, del CN Helios.

DEPORTE CON TRADICIÓN
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Publicado en el programa de Fiestas de Grañén del 2006 en honor a Santiago Apóstol *

Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán
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Muchos años antes de que surgiera el deporte moderno, en Aragón se practicaban juegos y deportes de larga tradición (juegos de bolos, tiro de barra, juego de pelota, tiro de soga, tiro de bola, pulseos, carreras hípicas…, y carreras pedestres).
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Entre las carreras pedestres, la más conocida y extendida por todo Aragón es la “corrida de pollos”, así denominada por ser estas aves de corral el premio que se entregaba a los vencedores. Normalmente el vencedor obtenía tres pollos de corral, el segundo clasificado, dos, y el tercero, uno. Con el tiempo esta prueba fue evolucionando y los pollos como premio dieron paso a los premios en metálico.

Anuncio de la Carrera Pedestre de 1933

 Se organizaban durante las fiestas patronales o de cofradía de la práctica totalidad de los pueblos y en los barrios de las ciudades aragonesas, en un ambiente festivo y propicio para el revestimiento con rituales que enriquecían el festejo (indumentaria de los corredores, pregón de la corrida, desfiles honoríficos al escenario de la prueba, los músicos amenizaban con melodías típicas de corridas, jota de los pollos…).
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Las “corridas de pollos” inspiraron a escritores y pintores costumbristas. En sus obras reflejan los aspectos ambientales, que año tras año se revivían con un entusiasmo inusitado.
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La carrera pedestre de Grañén ya era una prueba típica en el siglo XIX, según podemos leer en una crónica de las fiestas de Santiago de 1884, publicada en el diario La Derecha: “En la tarde del mismo día (de Santiago) el público presenció la tradicional corrida de pollos”.

Corredores preparados para disputar la "Carrera de Santiago" en Grañén, años 30.
La afición a las carreras era notable y no se limitaba a la “corrida de pollos”, también se organizaban de sacos, carreras para niños y la de la “manzana”. Ésta era una carrera ritual cuyo premio consistía en una manzana adornada con peladillas y caramelos, con un ramo de albahaca en el remate, que se llevaba clavada en una espada. Era costumbre que el ganador la donase a una hermosa dama o gentil señorita, que correspondía con un espléndido obsequio. A la honrilla de vencer del corredor se sumaba la posibilidad de galantear con una moza. Frecuentemente la manzana se regalaba a una moza pudiente para obtener una mayor recompensa. El ritual se efectuaba con acompañamiento musical.
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La crónica de las fiestas de 1886, publicada en el Diario de Avisos, señala que el día de Santiago por la mañana tuvo lugar la procesión y solemne misa mayor. Por la tarde tuvo lugar la tradicional “corrida de pollos”, la de “la manzana” y carreras de niños. Una orquesta de guitarras y bandurrias, dirigida por Miguel López Moliner amenizó los bailes de tarde y noche en el espacioso salón. Unos arcos de ramaje separaban al público meramente espectador del que tomaba parte en el baile. Por las noches salía la ronda. Al día siguiente, los mozos, acompañados de la música, recogían tortas, algunas muy lujosas, que al efecto tenían preparadas las novias y mozas a quienes se les rondaba. La rondalla del pueblo amenizaba bailes en la plaza. No faltaban las lifaras con abundante comida y bebida.

Alberto Murillo y Paco Binaburo. Grañén, años 40.

En los pueblos de la comarca las “corridas de pollos” también recibían el nombre de “carreras al estilo del país”. Así aparecía en el programa de fiestas de 1899. En 1904 las corridas de pollos se disputaron en dos modalidades, según la reseña del Heraldo de Aragón: “en justa (¿pista?) y a carrera larga”.
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Otras carreras eran la denominadas “corridas de bodas” o “corrida de la rosca” y las de Santa Águeda, también denominadas “carreras de la rosca”.
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En los primeros años del siglo XX las corridas de pollos se disputaban durante dos días consecutivos. En 1907 consistió en dar cincuenta vueltas en pista, aproximadamente unos cinco kilómetros. En vencedor fue Fernando Val.
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En 1908, B. Pérez escribió en el Heraldo de Aragón una brillante crónica en la que refleja fielmente el ambiente de la prueba:
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“Las corridas de pollos, tan populares y generalizadas en esta región, son los festejos que con más entusiasmo presencia el vecindario. A la hora prefijada suena el redoble del tambor de voz pública anunciando la celebración de la correspondiente corrida. Desde que esto tiene lugar hasta que comienza la función, la animación en las calles es verdaderamente extraordinaria; todos en animado tropel dirígense presurosos a la plaza Mayor y, rodeando la pista, sentados en el suelo unos, en sillas otros, y de pie los más, forman un formidable cordón muy semejante al del tendido de nuestras plazas de toros. Balcones y ventanas se ven atestadas de elegantes señoritas que, resguardadas del sol por multitud de sombrillas, forman un conjunto delicioso y dan gran realce a esta fiesta de sumo popularísima.
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Toma asiento el Jurado en la Presidencia y después aparecen los corredores con su traje especial, los cuales son pronto objeto de todas las miradas. Se le toma su filiación y da lectura en su presencia a las condiciones en que va a celebrarse el concurso.
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Acto seguido bate de nuevo el tambor en voz pública, se hace el silencio y se fijan las condiciones que para el público siguen durante la fiesta.
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Tras estos preliminares comienza la corrida y la animación en el público se hace por momentos delirante y por demás entusiasta. Entre los corredores los hay de otros pueblos y sus paisanos y los amigos de unos y otros dirigen sin cesar multitud de exclamaciones para animarles. Cuando un corredor, haciendo un supremo esfuerzo, consigue colocarse el primero, entonces el entusiasmo es indescriptible, el griterío formidable y el regocijo llega a su colmo. Los corredores, sudorosos, se animan más y más; a algunos les emocionan las ovaciones, y nerviosos, se les ve palidecer. Faltan pocas vueltas y la lucha se hace por momentos más violenta y en medio de ese entusiasmo general termina la corrida, se adjudican los premios y cada corredor se retira rodeado de sus más íntimos amigos y seguidos de multitud de curiosos.
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Después esta corrida se celebra otra de hombres metidos en sacos, los cuales con sus numerosas caídas regocijan también el numeroso concurso”.

Anuncio de la carrera de Grañén de 1955
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Con este entusiasmo no es de extrañar que Grañén nacieran destacados corredores, entre ellos Eugenio Pérez y Valentín Rodellar. Ambos ganaron muchas carreras por los pueblos de la comarca.
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En los años veinte se introdujeron los premios en metálico y comenzaron a llegar los mejores corredores nacionales. Las rivalidades entre Eugenio Pérez y Valentín Rodellar, de Grañén; con Alfredo Conte, de Robres; José Ponz, de Almuniente, o Bautista Peralta, de Sariñena, se mantuvieron, al mismo tiempo que se codeaban con el olímpico Dionisio Carreras, del Real Zaragoza; Vicente Magén, del RSA Stadium; Clemente Góez del Exploradores; Francisco Pardos, del CN Helios; José Hernández, del Valencia FC, o Jaime Florensa de FC Barcelona.
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Valentín Rodellar se convirtió en uno de los mejores corredores aragoneses, luciendo la camiseta del Real Zaragoza.
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Tras la Guerra Civil siguieron participando los mejores corredores aragoneses y catalanes (Pedro Sierra, Luis García, Alberto Murillo, Francisco Binaburo...).

CORRIDA DE BODAS
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Siguiendo una típica costumbre del Alto Aragón, en las bodas se disputaban las denominadas “corridas de bodas”, o de la rosca, según observamos en la siguiente reseña de Grañén publicada en el diario zaragozano La Derecha (4 de noviembre de 1889):

“Anteayer, a las nueve de la mañana, al salir de la iglesia parroquial de dicha localidad, donde habían contraído matrimonial enlace dos jóvenes de la misma, hubo, según costumbre en tales casos, dos corridas llamadas de rosca.

En una de ellas salieron a disputar el premio dos vecinos, uno de 85 años y otro de 56; la distancia que habían de recorrer era de quinientos pasos, saliendo vencedor, con gran ventaja, el anciano de 85 años, a quien le fue adjudicada la rosca objeto de la carrera, llamando poderosamente la atención de todos el resultado, que acusa en un hombre de tan avanzada edad una resistencia y un vigor de que muchos jóvenes carecen.”

CORRIDA DE SANTA ÁGUEDA

El día en que las mujeres celebran la festividad de Santa Águeda se siguen celebrando las tradicionales “carreras de la rosca”. Las mujeres de la localidad corren por parejas una distancia corta (no llega a los 100 metros) y a la vencedora se la premia con un rosco, que luego reparte con su compañera.

Participantes de la "XI Carrera Pedestre Valentín Rodellar" con los familiares del afamado corredor

BREVE HISTORIAL DEPORTIVO DE VALENTÍN RODELLAR
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1936: 3º en el “Campeonato de Aragón de Campo a Través”, como Independiente.

1940: Ficha por el Real Zaragoza.

  • 2º en el “Campeonato de Aragón de Campo a Través”.
  • 3º en la “X Vuelta a Zaragoza”
  • 3º en el “Circuito de las Arboledas”.
  • 3º en la “III Copa de Navidad”.
  • 19º en el “XXII Campeonato Nacional de Cross”, en Oviedo.
  • 5º en la carrera “Sevilla-Dos Hermanas”, con motivo de la Feria de Sevilla.
1941: 33º en el “XXIII Campeonato Nacional de Cross”, en Zaragoza.
  • La Federación Aragonesa se clasificó 2ª por equipos.
Vencedores de la carrera pedestre
1907.- Fernando Val
1927.- Dionisio Carreras (Codo), del Real Zaragoza.
1929.- Bautista Peralta (Sariñena), del Real Zaragoza.
1930.- Dionisio Carreras (Codo), del Real Zaragoza.
1931.- Bautista Peralta (Sariñena), del Real Zaragoza.
HOMENAJE Y MEMORIAL VALENTÍN RODELLAR

Participantes de la carrera pedestre de 2007 con la presencia de numeroso público
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En el año 2000 se recuperó la tradicional Carrera Pedestre, tras varios años sin realizarse, coincidiendo con la "X Carrera de la Solidaridad" en beneficio de los niños víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobil. Este año se tributó un merecido homenaje al afamado corredor local Valentín Rodellar y desde aquel año y desde esa fecha la carrera lleva su nombre. La prueba adquiere cada año más renombre por el nivel de los corredores, adquiriendo la categoría de internacional con la participación de algunos atletas de origen africano.

1ª Edición 2000.- Chafia Abdelila, de Marruecos – Mónica Saludas, de Monzón.
2ª Edición 2001.- José Antonio de la Fuente, de Binéfar – Mónica Saludas, de Monzón.
3ª Edición 2002.- Luis Javier Alonso, de Zaragoza.
4ª Edición 2003.- José Pallarés, de Binéfar.
5ª Edición 2004.- José Antonio Casajús, de Mallén.
6ª Edición 2005.- Mustapha Elkhouyali, de Marruecos – Laura Rosell, de Lleida.
7ª Edición 2006.- José Antonio Casajús, de Mallén – Laura Rosell, de Lleida.
8ª Edición 2007.- Abdelgani Elhassany, de Marruecos – Inés Zugasti (alevín), de Fraga.
9ª Edición 2008.- Abdelgani Elhassany, de Marruecos – Alicia Cortés (infantil)
10ª Edición 2008.- Abdelhak Sabhi, de Marruecos – Laila Daoud, de Marruecos
11ª Edición 2009.- Abdelhak Sabhi y Laila Daoud, ambos de Marruecos
12ª Edición 2010.- Adrraim El Jaafari y Laila Daoud, ambos de Marruecos
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